Hacia el 8M Día internacional de la mujer
Una ocasión para defender nuestra libertad
Durante la última década, miles de mujeres han intentado darle un nuevo sentido a la libertad, uniendo la propia a la de las demás como fuente de bien. Se trató de una intuición no reflexionada ni asumida, pero hoy es fundamental volver sobre esto para comprender lo que está en juego y reaccionar.
El liberfacho Milei es un apasionado de la libertad individual de oprimir y explotar. Justamente por eso es el primer negador de la libertad de las mujeres, fuente cotidiana de alimentación, cuidado, educación y crecimiento para los demás. Esa declinación tendencialmente benéfica de la libertad femenina enfurece a los machistas, pero es también poco reconocida y valorada entre las mismas mujeres, e incluso en los ámbitos más reactivos y mejor posicionados, como las incipientes asambleas barriales.
En los últimos meses, la revancha antifemenina se puso en marcha y el patético de Milei –no por eso menos peligroso– se ofrece como paladín de los misóginos. Sus dichos en Davos sobre la “pelea ridícula y antinatural entre el hombre y la mujer” son un nuevo intento de negar la existencia de las diferencias de género de nuestra especie y, así, ocultar la milenaria violencia patriarcal de hombres frustrados contra mujeres por el simple hecho de serlo. ¿Cómo puede ser que negar los femicidios –prácticamente diarios en este país– o los abusos de todo tipo no despierte la indignación y la furia del movimiento de mujeres y de las personas más sensibles? Seguramente encontraremos distintas razones sobre las cuales es importante reflexionar. ¿Podremos hacerlo también en las asambleas barriales, defendiendo juntos la vida y la libertad de las mujeres, empezando, por ejemplo, a interrogarnos sobre el terreno fértil que encuentra el machismo en la cultura popular –y populista– cuando festeja la familia patriarcal, tolera la prepotencia de los compañeros o el nacionalismo racista y exaltador de maltratadores como fue Maradona?
Hoy es urgente pensar y luchar juntas. Llegó el momento de defender las conquistas de estos últimos años desafiándonos aún más. Este gobierno amenaza con quitarnos el derecho al aborto, y es importante develar que no se conformará solo con eso. Lo que está en juego es la posibilidad de que sigamos ampliando nuestros márgenes de libertad. Podemos inspirarnos en las millones de mujeres que en Estados Unidos y en Brasil identificaron el peligro de Trump y Bolsonaro y se manifestaron desde el primer día. De nosotras depende, porque delegar en la política la defensa de nuestra libertad solo nos hace retroceder. Por el contrario, el protagonismo de cada una es indispensable, puede ser una oportunidad para crecer en la diversidad de la mano de mejorar las condiciones de nuestra existencia, y la de todos.
Cecilia Buttazzoni