Sobre los abusos en los
ámbitos de izquierda
Siempre del lado de las
mujeres
Desde el año 2015
muchísimas mujeres comenzaron un camino de compromiso solidario contra la
violencia patriarcal. Algo que, sin dudas, sacudió los cimientos de la relación
entre los géneros en todos los ámbitos, y también en las organizaciones y
partidos de izquierda. Vale aclarar algo de entrada: escribimos estas líneas
preocupadas porque nos referimos a agrupaciones a las cuales consideramos de
nuestro lado. Pero, por esta misma razón, hemos sido y seremos siempre intransigentes
a la hora de defender la libertad femenina en aquellos ámbitos.
Muchas compañeras
(¿todavía no las suficientes?) tomaron coraje para identificar actitudes
machistas y algunas hasta se animaron denunciar abusos sexuales. Pero la
inmensa mayoría de las veces, se quedan solas. Es alarmante la cantidad de casos
en los que se protege al abusador y se silencia o injuria a las compañeras que
reaccionan, acusándolas de querer “romper el partido”. ¿Por qué suceden estas
cosas en ámbitos en los cuales, se supone, mujeres y hombres están unidos para
pelear por un mundo mejor? Podemos empezar a interrogarnos sobre algunos de sus
presupuestos que, a nuestro entender, obstaculizan la solidaridad entre mujeres.
Por ejemplo, que libertad femenina esté subordinada a la lucha de clases.
Algunos partidos se animan a ir más allá todavía y manifiestan su contrariedad
hacia solidaridad entre mujeres, como el PTS, publicando un newsletter feminista cuyo título es “No
somos una hermandad”…
Esto se relaciona con
otra premisa de la izquierda: para terminar con el patriarcado, primero hay que
terminar con el capitalismo. Sin dudas, este modo de producción es salvaje y
empeora la existencia de las mayorías. Sin embargo, el sistema patriarcal es un
poder negativo milenario que no se desmorona solo por trasformaciones
económicas, políticas o religiosas. Trotsky dijo: “Si en realidad queremos
transformar las condiciones de vida debemos aprender a mirar a través de los
ojos femeninos”. Entonces ¿por qué habría que esperar que caiga el capitalismo
para emanciparnos? Y, sobre todo, ¿es posible comenzar a mejorar nuestras vidas
juntas desde ahora? Creemos que sí, a condición de solidarizarse siempre con
las mujeres que sufren violencia, de poner por delante el respeto y la dignidad
femenina y no la “defensa partidaria”. Es un desafío complejo que implica
protagonismo directo y cambio. La solidaridad entre mujeres –en cualquier
ámbito de la vida y mucho más en aquellos en los que nos comprometemos– puede
marcar el rumbo para ser más fuertes en la búsqueda de libertad y para no
quedar solas frente a la violencia. Para muchos –en particular varones, pero
tristemente también para mujeres cómplices–, esta posibilidad solo amenaza los
privilegios patriarcales. Y lejos de enfrentar estas discusiones, las colocan
en el furgón de cola de una larga lista de reivindicaciones, o las empantanan
con negacionismos de género. Para otras, puede ser el puntapié que abra nuevos
horizontes juntas, para estar siempre del lado de las mujeres, y que puedan
apoyarnos los hombres más sensibles.
Cecilia Buttazzoni
Círculo de Amigas
Feministas
circulodeamigasfeministas@gmail.com