Las mujeres garantizamos la vida y su cuidado, aún en situaciones terribles. Contra este poder tendencialmente benéfico –que emerge cada día en pequeñas y grandes expresiones– el patriarcado responde con frustración, que en ocasiones llegan niveles de violencia extrema. En este país los femicidios son una horrorosa verificación cotidiana: en lo que va del año, fueron asesinadas 299 mujeres. El gobierno peronista, en su intento de tapar el sol con las manos, otorga alguna concesión –solo bajo presión, y que siempre tendremos que exigir su implementación y permanencia– como el derecho al aborto, pero no puede esconder su misoginia intrínseca que se vislumbra en la represión a mujeres y niños mapuches en Villa Mascardi; en su alianza anti-femenina queer; o en el apoyo a la reglamentación de la prostitución por parte de la flamante ministra de Mujeres, géneros y diversidad, Ayelén Manzzina.
La condición de vida de las mujeres se encuentra amenazada por las
guerras declaradas por los Estados, en Ucrania y no solo. Provocando también
fuera de los campos de batalla horrorosas consecuencias, ¿acaso las guerras no
relativizan el valor del bien, de la vida en primer lugar, envalentonando a los
frustrados de siempre alrededor del mundo? Argentina es parte de este contexto
general, y la situación de violencia –ya de por sí dramática– se recrudece.
¿Cuál puede ser un camino útil y benéfico para defender nuestra vida y
mejorarla? Creemos que la solidaridad entre mujeres es un recurso fundamental.
Podemos ser protagonistas en el tejido de relaciones más sanas y ámbitos más
seguros, pero para tramarlos es primordial que las mujeres elijamos cambiar,
sin delegar en los engaños de la política. Romper el aislamiento –al que el
patriarcado busca condenarnos– y unirnos nos coloca en mejores condiciones para
enfrentar los peligros, también para rescatarnos de la indiferencia. Activar la
solidaridad nos hace sentir bien, lo podemos experimentar tanto al donarla como
al recibirla y crece en la reciprocidad. Puede expandirse y ensanchar los
horizontes hacia el encuentro con las hermanas en Irán, que con coraje –junto a
los hombres más sensibles– están enfrentando la represión asesina del régimen
teocrático de Ali Khamenei. En ellas redescubrimos que las mujeres no solo
somos víctimas, sino que podemos ser protagonistas de respeto y dignidad, y nos
inspiran al grito de ¡mujer, vida y libertad! Por eso es necesario que la
solidaridad se cultive independiente de los Estados –siempre bélicos y
patriarcales– que dividen con fronteras mortales y obstaculizan la búsqueda de
libertad de las mujeres, que es la libertad de todos. Por eso te proponemos construir junto a nosotras colectivos de mujeres: á
Este 25 de Noviembre, te invitamos a concentrar con el Círculo de Amigas Feministas. También convocamos a los feminismos auténticos, que reconocen a las mujeres como indispensables protagonistas de su liberación, a conformar un sector unitario contra los negacionismos queer y la prostitución.
Av.
de Mayo y Bolívar (en frente al Cabildo) - 16.30hs
∗ ¡Solidaridad femenina para enfrentar la violencia
patriarcal!
∗ ¡Junto a nuestras
hermanas en Irán! ¡Mujer, vida y libertad!
∗ ¡Construyamos
colectivos de mujeres independientes para ser protagonistas!
∗ ¡La libertad de las
mujeres es la libertad de todos!
Círculo de Amigas
Feministas
circulodeamigasfeministas@gmail.com
Tel: 011-5243-7176