Si bien en el año 2020 millones
de mujeres conquistamos el derecho al aborto, la ley está lejos de tener
cumplimiento efectivo. La objeción de conciencia y por ideario institucional
exime a los centros de salud privados de garantizar la práctica y solo estarían
obligados a “derivar” a la mujer a otra institución. Así las cosas, en todo el
país solo 1327 servicios de salud realizan abortos, para las más de 64.000
mujeres que lo practicaron (Proyecto Mirar/2021). Esto genera que, en zonas
enteras y sobre todo del interior, las mujeres tengan que trasladarse muchos
kilómetros para poder realizarlo. Como si esto fuera poco, el personal médico
que sí garantiza la práctica de este derecho es perseguido, como Miranda Ruiz
en Tartagal, hostigada por ser la única médica no objetora del norte salteño.
Frente a esta situación, ¿qué dice la adormilada ministra Gómez Alcorta? Nada,
visto que aceptó someterse a la autoridad de un misógino como Manzur. Es que
los Estados, todos patriarcales, siempre fueron y serán hostiles a la libertad
femenina. Basta recordar el ataque frontal que están sufriendo las mujeres en
Estados Unidos. No podemos confiar en las instituciones ni en los políticos de
turno nuestras esperanzas de una vida mejor y más libre, porque siempre
intentarán encontrar la manera de negar, obturar o incluso cooptar nuestro
posible protagonismo.
La libertad de las mujeres
depende de las mujeres mismas. Para defenderla, cultivarla y expandirla
necesita un compromiso estable, de la creación de ámbitos independientes de
todas las tutelas donde el conocimiento, la confianza y la solidaridad sean
valores que empecemos a pensar, imaginar, experimentar como principios y
pilares de una libertad diferente, más plena a la medida de las mujeres. Te
invitamos a participar de los colectivos de mujeres para comenzar un camino en
defensa de la vida y de la libertad de las mujeres, que es la libertad de
todos.
Silvina Maure
Círculo de Amigas