Protagonistas de pacificación

El mismo día que Rusia invadió Ucrania se fundó en Moscú el colectivo Resistencia Feminista Antibélica. En su manifiesto declaman que “el feminismo (...) no puede estar al lado de una guerra de ocupación militar” y llama a todas las mujeres del mundo a realizar manifestaciones pacíficas. Son 5000 mujeres que realizan iniciativas clandestinas contra la guerra –escriben eslóganes en miles de billetes, salen vestidas de negro con una flor blanca en señal de luto, o realizan intervenciones artísticas en parques públicos– sorteando la brutal censura de Putin. Es muy riesgoso y lo saben: podrían ser condenadas a 15 años de prisión. Es un ejemplo que nos da esperanzas y por eso lo valoramos sabiendo que, todavía, el protagonismo femenino en la lucha contra la contienda bélica en curso es una posibilidad. En el número anterior, invitábamos a reflexionar: las mujeres, tendencialmente más ajenas a las guerras, pueden transformar su apego radical a la vida en un compromiso por la pacificación contra el belicismo de los Estados y la violencia que ellos emanan en la vida cotidiana. Es una perspectiva creíble y atractiva, lo sabemos por los centenares de mujeres que conocimos desde el inicio de la guerra y con las cuales nos hemos movilizado juntas el último 8 de marzo. Pero también es desafiante, porque requiere de un compromiso en primera persona, sostenido y compartido junto con otras... Entonces, ¿por dónde empezar? Pacificación rima con sensibilización: elegir sentirse al lado de las mujeres y hombres que sufren la guerra y buscan resguardar sus vidas. Clarificación: conquistarse una mirada independiente, denunciando las mentiras de todos los Estados y las que se propagan en los medios de comunicación (mucho peor en la web). Concientización entre las mujeres más sensibles y reactivas, descubriendo y aprendiendo juntas el protagonismo de nuestro género para cuidar la vida de todos, para tejer relaciones humanas tendencialmente más pacíficas, para contener la violencia cotidiana. Ser conscientes, también, de los peligros y las trampas que debemos enfrentar. Construcción, por fin, de ámbitos estables, solidarios e independientes entre mujeres para experimentar y promover la defensa de la vida y de la libertad compartida contra el patriarcado y sus guerras, para descubrir la fuerza de la unión femenina contra el aislamiento y la soledad.

Ana Gilly

Publicado en Comuna Socialista 70



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