El mejor recorrido de la revolución femenina de los últimos 170 años nos ha enseñado sobre la lucha contra las guerras. A inicios del siglo xx, un sector del movimiento sufragista se opuso con determinación a la Primera Guerra Mundial (otro sector sucumbió al nacionalismo) porque entendían que la solidaridad femenina era fundamental para el cuidado de la humanidad entera. Más adelante, en la década del 60´, muchas feministas fueron protagonistas activas contra la invasión de Vietnam. Aprendiendo y reinterpretando este legado, queremos renovar el posicionamiento por la paz contra las guerras de los Estados, así como también contra la guerra milenaria que el patriarcado ha declarado hacia el género femenino.
Si las mujeres somos tendencialmente antitéticas a la guerra es porque somos el género más dedicado a la pacificación entre las personas, a cuidar la vida y a reconstruirla en las situaciones más terribles. No siempre lo hacemos del todo bien. En primer lugar, porque no tenemos suficiente conciencia de lo que representamos para toda la humanidad. La pesadísima maquinaria patriarcal está hecha de negaciones, de obligaciones y roles que envenenan la reflexión sobre nuestro género. Hoy, frente a la guerra, tenemos la posibilidad de despertar nuestros mejores recursos; cultivar la solidaridad con las que más sufren, elegir ser protagonistas de pacificación, enfrentar el horror bélico y juntas rescatarnos humanamente.
Cecilia B.
Publicado en Comuna Socialista 68
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