El 8 de
octubre de 2016 recibimos la noticia de que una joven de Mar del Plata
había sido asesinada tras ser abusada y drogada, y que al menos tres hombres
estaban implicados en el brutal crimen. Se trataba de Lucía Pérez, de apenas 16
años.
La solidaridad de miles de mujeres provocó una reacción inmediata; en todo el país, salimos a las calles a pedir justicia acompañando el dolor de Marta Montero -su mamá-, quien hasta hoy nunca bajó los brazos, ni se dejó amedrentar por las redes del narcotráfico, la policía, ni tampoco por la justicia patriarcal.
Muy pronto, para los medios de comunicación y funcionarios judiciales,
Lucía se convirtió en una "mala víctima". En lugar de centrarse en el
esclarecimiento del crimen y en sus autores, se encargaron de ensuciar su
personalidad y comportamientos.
Así fue como los jueces Facundo Gómez Urso, Pablo Viñas y Aldo
Carnevale condenaron a los acusados por tenencia y comercialización de
estupefacientes y fueron absueltos del delito de abuso sexual seguido de muerte.
O sea, ¡nadie fue el responsable del femicidio de Lucía! Una vez más, las
instituciones estatales expresaban, sin filtros ni vergüenza, la desidia y el
desprecio por la vida de las mujeres.
En repudio a este fallo vergonzoso, en diciembre del 2018, se realizó una nueva movilización multitudinaria. La tenacidad de Marta y la solidaridad de tantas que la acompañaron hicieron mella provocando, hace unos días, la anulación del fallo y la orden de realizar un nuevo juicio. Es importante sacar lecciones: nada bueno podemos esperar de los Estados, ni dejarlo en manos de sus lógicas e instituciones patriarcales. Depende de nosotras, mujeres, el cuidado, la defensa y el mejoramiento de nuestra vida.
Desde el CAF acompañamos a la familia y amigas/os y adherimos exigiendo justicia por Lucía Pérez, porque la defensa de la vida, de la dignidad y la libertad de las mujeres nos compete a todos.
Victoria - Colectivo Evelyn Reed