Frente a las nuevas prisiones domiciliarias. Exigimos justicia, por el bien y el cuidado de las mujeres
Estamos junto a las mujeres que sufren y han sido víctimas de violencia patriarcal. Por eso, exigimos el aislamiento de agresores, violadores y femicidas, un reclamo básico para garantizar nuestra seguridad. El espíritu que nos anima no es el castigo punitivo, sino la defensa de la vida de las mujeres, su cuidado, respeto y dignidad que estos hombres ponen en peligro.
Por todo esto exigimos justicia, pero no delegamos la búsqueda de este valor a instituciones opresoras. La justicia de los Estados es patriarcal, no escucha ni cree a las mujeres. Siempre tendremos que demostrarle que somos víctimas y sortear sus múltiples trabas burocráticas, mientras que los violentos están libres gracias a sus aliados y cómplices. La justicia que encarcela a las que se defienden de abusadores –como Higui– pero deja libres a femicidas. La misma que condena a prisión a las mujeres por abortar, incluso sin pruebas, como fue el caso de Belén en Tucumán. Son los jueces que encierran a las “mulas” –60% de las presas–, pero que no se meten con los verdaderos traficantes. Creemos que la solidaridad independiente de las mujeres es la que puede garantizar nuestra vida y nuestro cuidado, no confiamos en las instituciones estatales, siempre patriarcales. A estas hoy les exigimos mantener en condiciones dignas el aislamiento y la vigilancia de los criminales que amenazan nuestra existencia y, en cambio, que sean beneficiadas con prisión domiciliaria aquellas personas que cometieron delitos menores.
Coordinación del CAF