La antropóloga y feminista Rita
Segato, en un reportaje realizado en el programa Brotes verdes (C5N),
hizo referencia a “la gestión fantástica de Alberto” frente a la pandemia, realizando
una afirmación casi rayana a lo absurdo. Ponderó como novedad la existencia en
Argentina de un “Estado materno”. La
paradoja es que llega a esta conclusión insostenible apelando a una verdad
irrefutable: “las mujeres tenemos un protagonismo (en el cuidado) de la gente,
es lo que sabemos hacer”.
Sí, en la última afirmación en cierto
sentido podemos coincidir. Venimos sosteniendo hace décadas que el género
femenino es el primero en pensar, proyectar y cuidar la vida de todos. Algo
verificable – y que echa por tierra los discursos engañosos y reaccionarios de
la teoría queer– en la vida cotidiana, y más aún en situaciones de emergencia
como la que atravesamos. Una capacidad benéfica
en primer lugar –saber cuidar de otros
es un gran valor–, pero que hace 5000
años está atrapada en las jaulas del patriarcado, sometida a sus estereotipos,
a costa de nuestra libertad y, muchas veces, de nuestra vida. Reconocerla,
liberarla, defenderla, puede significar el mejoramiento de la vida de todos.
Pero no, el Estado (todos los
Estados) es patriarcal. Darle el carácter de “maternal” es una afirmación que
no resiste comprobación alguna en la realidad, en la historia, en la
antropología concreta de la humanidad y mucho menos mirando la condición actual
de las mujeres en el mundo. El Estado argentino (como todos) nació de la
guerra, en primer lugar hacia las comunidades originarias que la misma Segato
reivindica. Se afirmó en la negación sistemática de las mayorías oprimidas y en
particular hacia las mujeres. ¿Tenemos que recordarle a Rita el rol del Estado
durante la dictadura hacia las mujeres? ¿Tenemos que recordar que la democracia
actual tiene más de 4000 mujeres desaparecidas? ¿Hacemos una mirada panorámica
sobre cómo se comportan el poder legislativo y el judicial, enemigos acérrimos
de la libertad de las mujeres a decidir? Entonces, ¿Qué tiene que ver la lógica
bélica, opresiva y patriarcal permanente del Estado argentino con “el cuidado y
la maternidad”? Es un discurso peligroso que hay que enfrentar, mucho más en
estos tiempos en donde el mismo movimiento de mujeres corre serios riesgos de
perder su independencia frente al intento de cooptación institucional.
Si no hay más víctimas fatales en
esta pandemia mundial, si está siendo posible que las cuarentenas de diversos
países se lleven adelante reorganizando y cuidando la vida cotidiana de las
personas, es por y gracias a las millones de mujeres que están al frente, en
los hospitales y en las casas, y a los varones que, si aprendieron a cuidar a
otros, lo han hecho gracias a ellas que les enseñaron.
El Estado argentino no es ni puede
ser “maternal”. Es una idea que además de todo peca de insensible cuando
estamos asistiendo a decenas de femicidios frente a los cuales las autoridades
no quieren ni saben responder.
Ana Gilly
(publicado en http://www.comunasocialista.com.ar/)