Muchas mujeres empezamos un camino
nuevo de unión en defensa de la vida y de la libertad contra el patriarcado, en
este país y alrededor del mundo. Comenzamos a desafiar el aislamiento, a
escucharnos e intentar ayudarnos. Sentimos esta unión fuertemente en las calles
–como el último 9M– pero hoy, frente a la situación que atravesamos por la
pandemia y la cuarentena vigente, es importante ir más allá. Es posible y necesario elegir el
protagonismo directo y la solidaridad entre mujeres como valores agentes y
cotidianos a ensayar entre todas.
Estemos
atentas a nuestro entorno. En
nuestro barrio o edificio, prestemos atención a nuestras vecinas, intentemos
establecer algún contacto para ayudarnos recíprocamente, con especial atención
a las personas mayores y madres solas. Puede ser una ocasión de conocernos y
comenzar a tejer redes de sostén y cuidado allá donde vivimos.
Pensemos
en las que están en dificultad.
Quizás conozcamos mujeres que, recluidas en sus casas, corren serios riesgos si
conviven con un agresor. Llamémosla periódicamente, hagámosle sentir nuestra
cercanía. Aconsejémosle ponerse en contacto con vecinas. De esta manera, ella
se sentirá más segura y el violento más vigilado.
Estemos
alerta frente a las fuerzas de seguridad.
Muchas mujeres salen solas a hacer las compras. Y hay ya centenares de
denuncias de abusos policiales por la nueva potestad que tienen las fuerzas
represivas. Si vemos a una mujer rodeada de policías prestemos atención,
intentemos permanecer cerca de la escena hasta que sepamos que no corre mayores
riesgos.
Defendamos
nuestro tiempo libre.
Saber cuidar de los demás es un valor, pero en la familia patriarcal se vuelve
una obligada y pesada tarea que atenta contra la propia libertad, mucho más durante
la cuarentena. Encontremos nuestros momentos de ocio y recreación, es nuestro
derecho. Apelemos a otros adultos de la casa a responsabilizarse. El descanso
es fundamental para nuestra integridad psicofísica.
Podemos
sentirnos más juntas. Por
el momento, no podremos encontrarnos luchando en las calles. Ya volveremos. Sin
embargo, para nosotras, el compromiso feminista va más allá de aquellas
instancias. Es un compromiso cotidiano para mejorar la vida, solidario e
independiente, que requiere del protagonismo directo y creativo de cada una y con
las demás. Cuidémonos juntas.