Las mujeres somos las que damos la vida.
Elegir libremente si queremos hacerlo, cuándo y junto a
quiénes hace toda la diferencia. Por eso defendemos incondicionalmente el
derecho al aborto libre y gratuito. Cada mujer debe poder tener acceso a
métodos anticonceptivos, al aborto asistido, al cuidado médico durante el
embarazo y el parto, teniendo plena autonomía de decisión en todos los aspectos. Defendemos
la vida contra la muerte de miles de mujeres por abortos clandestinos y contra
el negocio millonario montado sobre quienes lo hacen de manera privada. Por
primera vez, en este país, miles de mujeres nos encontramos para luchar por la
libre elección sobre nuestros cuerpos. Creemos
que luchar por el derecho a decidir es parte fundamental de un compromiso por
la libertad de las mujeres que es, también, la libertad de todos.
La
sexualidad femenina es
violentada, atormentada y aplastada bajo los cánones patriarcales. Controlarla
es y ha sido una objetivo fundamental y sistemático tanto de las Iglesias como
de los Estados, laicos y democráticos inclusive. Identificando la entereza
potencial de nuestra sexualidad, podemos repensar los sentimientos, las
relaciones, el placer y el erotismo a la luz de valores como
el conocimiento, el respeto, la reciprocidad, la libertad y el bien, buscando
juntas un modo de vivirla que sea radicalmente diverso a los modelos del
consumo instrumental tanto de la institución familiar como de los mercaderes
proxenetas. La libertad de elección afectiva y sexual es absolutamente esencial
para ser felices, ¡basta de moralismos y discriminación! Nadie puede negar u
obstaculizar este primer derecho humano.
Todas
las mujeres somos generadoras
de la vida cotidianamente y en cada detalle. El patriarcado niega esta capacidad de
todas y la reduce a la maternidad biológica, transformándola –en los hechos– en
una obligación para cualquier mujer. Se trata del intento milenario (pero que
no siempre existió) de controlar la capacidad generadora íntimamente femenina,
que va más allá de si queremos ser madres biológicas o no. No estamos obligadas
a parir, no es un camino ineludible. Es una elección, una posibilidad que
queremos evaluar sin ningún tipo de presión ni imposición estatal, religiosa o
familiar. Queremos ser libres de decidir sobre nuestro cuerpo, ¡sin excepción!
La libertad de decidir sobre maternidad, sexualidad y sentimentalidad es un
nutriente fundamental del bien que buscamos, para las mujeres y los hombres,
las niñas y los niños.

Círculo de Amigas Feministas
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