por Cecilia Buttazzoni
“… defendemos una libertad para
importunar, indispensable para la libertad sexual. Ahora estamos
suficientemente advertidas para admitir que el impulso sexual es por naturaleza
ofensivo y salvaje, pero también somos lo suficientemente clarividentes como
para no confundir el coqueteo torpe con el ataque sexual.”
Este es un fragmento del manifiesto que escribieron un centenar de actrices
e intelectuales francesas. Siendo funcionales y cómplices del patriarcado se
posicionaron contra las mujeres que bajo el lema #MeToo (“Yo también”) y Time´s
Up (“Se acabó el tiempo”) se manifestaron en la última entrega de
premios Globos de Oro contra los abusos machistas.
El patriarcado encuentra
nuevas formas para garantizar su perdurabilidad, a pesar del valiente empeño de
tantas para terminar con la violencia machista. Las francesas, con acusaciones
ofensivas e insólitos argumentos como tildar de “excesivas” o “puritanas” a
quienes queremos una vida libre de opresión patriarcal, demuestran que entre
los defensores del poder de los padres no sólo hay hombres temerosos de perder
sus beneficios sino que también encuentran eco en mujeres que atentan contra la
libertad de todas, de elegir relaciones íntimas que nos hagan bien sin tener
que someternos a un “impulso sexual ofensivo y salvaje” al que deberíamos
acostumbrarnos.
Este grupo de
francesas en nombre de la “libertad sexual” justifican pequeñas dosis de
violencia y abusos masculinos; además, acusan de pacata la defensa del respeto,
la dignidad y la libertad de las mujeres; valores que pueden unirnos a todas
las mujeres por encima de su profesión, clase, nacionalidad, cultura, etnia,
edad o religión. En su carta asumen como propias las coordenadas que impone la
cultura patriarcal, legitimando la prepotencia individualista de “importunar”
sin tener en cuenta la elección femenina. Promoviendo un placer autocentrado,
opresivo, superficial, limitado al sexo y que cosifica el cuerpo de las personas
con un uso meramente utilitario.
Frente a esta decadente búsqueda de libertad
sexual podemos ser capaces de encontrar alternativas más benéficas para todos.
Podemos reflexionar y rastrear lo mejor de la sexualidad femenina,
tendencialmente más ligada a la sentimentalidad, al bien, al cuidado y las
búsquedas con el otro/a. Las mujeres podemos ser protagonistas de una sexualidad
más libre y feliz para todos y no llevar adelante la triste tarea de justificar
los mandatos sexuales prepotentes y opresivos de los patriarcas.