Para defender la vida, hay que transformarla
Son
semanas especiales. En los trabajos, en los ámbitos de estudio, entre amigas y
conocidas comenzó una sensibilización social
nueva y expansiva contra la violencia de género. Muchísimas estamos diciendo,
por primera vez: “¡Basta de violencia contra las mujeres! ¡Ni una menos!”. Estamos
intuyendo que la vida de las mujeres debe ser defendida.
Comenzar
a sensibilizarnos ante la violencia patriarcal es fundamental, y puede ser una
posibilidad de comenzar a comprenderla. En cualquier lugar del mundo las
mujeres somos las primeras que cuidamos la vida, tejiendo pacientemente las
relaciones humanas y las sociales. Esta “red femenina” de cuidado de la vida representa
un recurso indispensable y extraordinario no solo para las mujeres, sino para
toda la humanidad. Pero al mismo tiempo representa también una amenaza latente
contra el poder patriarcal, porque pone en tela de juicio su autoridad opresiva
y milenaria constriñendo nuestras capacidades, nuestra libertad de elegir quiénes
queremos ser, cómo queremos desarrollar nuestra vida en libertad. Una libertad
que reemerge siempre, a pesar de las prohibiciones y de las amenazas. Tal es
así que, en la inmensa mayoría de los casos, aquellas mujeres que fueron
asesinadas lo fueron por haberse rebelado, aunque sea inicialmente, al deseo
masculino de poseer y de controlar su
voluntad.
Entonces,
¿qué significa defender la vida de las mujeres? ¿Alcanza con defender la vida
tal cual es o es necesario y posible comenzar a cambiarla? Las
relaciones actuales, tal cual son, son las que permiten que la violencia se
propague. La gran mayoría de las mujeres asesinadas mueren en manos de hombres
conocidos, familiares, vecinos, novios o ex novios. Son relaciones o colectivos
que están atravesados por la idea de sometimiento de las mujeres, por la falta
de respeto hacia nuestras elecciones y hacia nuestra palabra. Relaciones en las
cuales las mujeres muchas veces nos sentimos solas para enfrentar el maltrato,
o nos sentimos obligadas a tolerarlo. Por eso es necesario construir y crear
nuevas relaciones que sean constitutivas de una vida que se desenvuelva pacíficamente
y en libertad. Que nos den satisfacción, seguridad, confianza. Relaciones entre
nosotras, las mujeres, y también con el otro género.
Pensemos
cuánto puede llegar a cambiar nuestra vida cotidiana si las mujeres elegimos
ser solidarias entre nosotras, enfrentando la cultura de la competencia y los
celos. Si nos unimos para exigir respeto a nuestra palabra y a nuestras
elecciones, si empezamos a comprender que nuestra dignidad se afirma junto a la
dignidad de todas las mujeres. Si comenzamos a construir valores de
solidaridad, de apoyo mutuo, de independencia y autodeterminación. Para que
ninguna mujer se sienta sola y aislada, pero sobre todo, para que cada mujer
encuentre en otras mujeres la posibilidad de afirmar su libertad y su dignidad.
Y todo esto depende de nosotras. No depende de los Estados, ni de las Iglesias, ni de los
partidos, ni de las instituciones, que son los principales responsables de la
violencia de género y la prepotencia. Ni tampoco depende de la voluntad (buena en varios casos)
de aquellos hombres que dicen respetar nuestras decisiones. Depende de
nosotras, mujeres (comenzando por las más reactivas y sensibles), no solo que
no haya “ni una menos” sino el cambiar la vida y desarrollarla benéficamente, cultivando
valores positivos. Queremos ser
protagonistas de esa perspectiva y con esa convicción nos expresaremos el 3 de
junio, estando presentes en la Plaza Congreso. ¡Te invitamos a acompañarnos!
¡Tu protagonismo vale mucho!
- ¡BASTA DE VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES! ¡LA VIDA DE CADA MUJER CUENTA!
- JUSTICIA POR CHIARA, POR MELINA Y POR TODAS!
- ¡EXIGIMOS RESPETO, AFIRMAMOS NUESTRA DIGNIDAD, QUEREMOS ELEGIR NUESTRA VIDA SIN MIEDO Y EN LIBERTAD!
- A LA VIOLENCIA SOLAS LA SUFRIMOS ¡UNIDAS LA ENFRENTAMOS!
- DEPENDE DE NOSOTRAS ¡SEAMOS PROTAGONISTAS!
MIÉRCOLES 3/6, 17 HS - Rivadavia y Rodríguez Peña, PLAZA CONGRESO
CONCENTRACIÓN UNITARIA y PACÍFICA
Círculo de Amigas Feministas
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