Unión de las mujeres
contra la violencia
machista
Cada 8 de marzo puede ser
una jornada de encuentro entre mujeres, de reflexión, de lucha, de unión y
solidaridad. No nos dejemos engañar por los “saludos” hipócritas. No hay mucho
que festejar. La vida de las mujeres está permanentemente amenazada. Según el
informe de femicidios elaborado por la Asociación Civil La Casa del
Encuentro, en Argentina fueron asesinadas cinco mujeres por semana el año
pasado. La mayoría por sus parejas o ex parejas. Las redes de trata que
secuestran mujeres para someterlas a la prostitución se propagan con la
complicidad de la justicia, la policía y los políticos. La interrupción del
embarazo no está permitida en la mayoría de los casos, lo que provoca la muerte
de las mujeres más humildes que abortan en pésimas condiciones en la
clandestinidad. Las mujeres tenemos que soportar todo tipo de intromisiones en
nuestras decisiones de parte de los Estados, las Iglesias y la familia: no
podemos elegir libremente sobre nuestra sexualidad, acerca de ser madres
biológicas o no, acerca de quiénes queremos ser, con quién/es queremos vivir,
cómo queremos ocupar nuestro tiempo, cómo nos queremos vestir. La imagen
femenina en los medios de comunicación es constantemente irrespetuosa y
degradante. Estos fenómenos no son una casualidad. Las mujeres que sufren
violencia cotidiana se calculan en una de cada tres en el mundo entero.
Podríamos decir que la violencia hacia las mujeres es una pandemia, un flagelo
que azota a la humanidad. Ninguna institución –ni ningún gobierno– nos ha
ayudado. Las pocas concesiones que han hecho fueron el producto de una ardua
lucha. No hay que conformarse con éstas y es necesario estar siempre atentas
para defenderlas. La esperanza proviene de otro lado: de nosotras mismas, las
mujeres de aquí y allá.
Desde aquella conocida que
deja al novio o marido prepotente para preservarse, proteger a los suyos y
vivir libre y dignamente hasta Malala, la niña paquistaní baleada por los
talibanes a causa de luchar por el derecho a la educación de las niñas en su
región. Desde la mamá de Marita Verón, incansable luchadora capaz de revelar la
existencia de las redes de trata y liberar a cientos de mujeres secuestradas,
hasta mujeres que –incluso rechazando miradas reprobatorias–, ayudan a una
amiga que necesita un aborto. Las mujeres podemos comenzar a vivir una vida sin
violencia, eligiendo relaciones con personas que nos quieran realmente, si
comenzamos a ayudarnos. Empezando por “no mirar para otro lado” cuando sabemos
de casos de violencia; por el contrario, acudir en la ayuda de las mujeres
violentadas. Aprendiendo a sentirnos hermanadas con cada mujer y a gozar de la
libertad que nos conquistamos juntas, en solidaridad. Comenzando a dialogar con
otras, promoviendo la autodeterminación contra la violencia, exigiendo respeto
y afirmando dignidad.
Nosotras, compañeras y
amigas del Círculo de Amigas Feministas estamos construyendo un ámbito
de autodeterminación y solidaridad entre mujeres. Hemos comenzado a dialogar y
a intercambiar sobre nuestras exigencias comunes buscando respuestas que pongan
en primer lugar la dignidad y el respeto por las mujeres y la libertad en
nuestras decisiones. Con esta búsqueda hemos animado una reacción en el Bajo
Flores donde las vecinas y algunos vecinos se unieron contra la violencia
exigiendo justicia para Lizbeth Muñoz, una hermana boliviana de 14 años violada
y asesinada, expulsando a los cómplices del asesino del barrio. Y Con este
espíritu, reflexionando, impulsando actividades y encontrándonos en las calles,
intentamos ser parte de un inicio benéfico, de construcción de un tejido
femenino por la vida y contra la violencia.
Buen 8 de marzo para
todas, de reflexión, de lucha, de transformación.
5 de marzo de 2013
Círculo de Amigas Feministas
circulodeamigasfeministas.blogspot.com.ar /
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próximo campamento! Próxima reunión del CAF 11/3.